Me anima mi amigo Rafael de Venezuela a seguir con el blog pero es que con este calor......
Hace mucha calor, hay una calina que no puedes ni cantearte.
De ese calor pegajoso que te da cansera y que te hace ir dando tumbos como un abanto todo el santo día.
37 grados y un montón de huesos a la sombra. Yo recuerdo que cuando era un zagal no tenía nunca calor ni frío.
Lo mismo me daba pasar las siestas de julio en la calle, que jugar a la piola en una noche de febrero.
¡¡ Ahora cualquiera sale!!
Nada más moverte te entran unas sudaeras!!! .
El caso es que nunca nos acordamos del veranico anterior y siempre nos parece más caluroso el actual.
Esta claro que la mala memoria hace subir la calentor.
A mí me han salido cabrillas por el calor.
ResponderEliminar¿Como no vas a tener cabrillas, Heidi?
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